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lunes, 13 de junio de 2011

Las mañanitas


Todas las mañanas (aquellas libres), me levanto y me pongo la ropa deportiva y salgo a caminar. La caminata se ha convertido en algo indispensable. Me ayuda a encontrarme conmigo misma en medio de toda esta urbe que crece desmesuradamente a partir de proyectos de construcción masivos.
Poco a poco he retomado el placer de la caminata en conjunto con el ejercicio. No recordaba lo bonito que se siente saber, que el dolor de cuerpo que se experimenta, tiene que ver con el trabajo beneficioso que se ha realizado sobre y con el.
Gracias a esas caminatas, muchos momentos de tensión se han tornado en menos angustiosos. La visión de las cosas cambia y, resulta ser una muy buena catarsis.

El único inconveniente que le veo a mi caminata es, que poco a poco, he perdido mi color paliducho que me había caracterizado.

Moraleja: Mientras haya vida, hay solución para todo. Para combatir ese cambio de color de piel, existe la sombra. Solo un poco, no hay que abuzar. Si no, me perdería de las cosas buenas de la vida.

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